miércoles, 6 de julio de 2016

SOBRE EL ORGULLO GAY



Hay una frase célebre que mucha gente le atribuye a Voltaire:”Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

Esa forma altruista de defender la existencia del diferente y su derecho a expresar esas diferencias aunque no se esté de acuerdo con ellas, dignifica al ser humano. Tú puedes ser diferente y, aunque yo difiera de tus ideas, de tu forma de ser, has de saber que apoyaré tu derecho a ser y pensar así al amparo del mismo valor con que exijo ser respetado yo. Lo único que no soportaré será que intentes imponerme tus ideas o tu forma de vivir a mí por obligación.

Por tanto, desde mi heterosexualidad nunca discriminaré a los sujetos por su orientación sexual.

No debemos olvidar que todavía existen lugares donde la homofobia se cultiva y se fortalece desde la misma ley. Existen países donde se castiga hasta con la muerte el ser homosexual, donde se les maltrata, apalea y margina
  
Todo esto lo traigo a colación por la celebración el domingo pasado del día del orgullo gay. En el mismo se hizo un homenaje a Federico García Lorca, nuestro gran poeta universal que fue asesinado por los seguidores del movimiento que se alzaron contra el gobierno de la II República en 1936.

Sin entrar a valorar los niveles de histrionismo que se dan en estos casos tan cargados de espectáculo y jolgorio en sus desfiles, quiero hacer algunas apreciaciones sobre la grandeza de los seres humanos sean o no de una u otra tendencia sexual, aprovechando la alusión a Lorca.

Permitidme que os recuerde que Federico García Lorca fue un gran poeta, dramaturgo y prosista, también conocido por su destreza en muchas otras artes como dibujo, música, etc. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo; creativo, innovador, preocupado por la cultura, la libertad y el desarrollo del conocimiento de los seres humanos. Participó en programas de alfabetización rural, yendo a los pueblos a difundir el conocimiento, la lectura, el teatro y a enseñar a la gente a leer y escribir.

Una luz literaria como esta se apagó a manos de unos sujetos rabiosos, descerebrados y violentos, de cuya incultura, ignorancia, rudeza e instinto asesino solo se pueden esperar estos resultados. Estos gaznápiros,  que acumulaban entre sus valores todos los calificativos afines a este vocablo, incluido los de memos e imbéciles, presumieron de haberle dado muerte por rojo y maricón. Uno, incluso, declaró haberle dado dos tiros: uno en la cabeza por rojo y otro en el culo por maricón.

Si se pone en un platillo de la balanza a Federico y en otro a sus asesinos, esta sociedad y todas las sociedades cultas del mundo, condenarán a los asesinos por haber privado a la humanidad de una figura creativa y enriquecedora como la del poeta. La única trascendencia que tendrán sus asesinos para la historia será esa, la de haber matado y despojado a este país de una de las figuras más importantes del siglo XX.

He aquí un claro ejemplo del valor de las personas sin distinción de orientación sexual. Federico, homosexual y creativo muestra un valor incomparable que enriquece la literatura española y mundial. Los otros machistas y hombres de pelo en pecho, son asesinos y ceporros que matan la cultura y el conocimiento para seguir dejando en la ignominia al pueblo llano.

Los seres humanos somos todos iguales sin distinción de raza, credo, género, ideología o tendencia sexual; al menos así debería ser.

Federico García Lorca



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