OSCAR WILDE
Cuentan que Oscar Wilde estaba convencido
de que a menudo la gente no escucha cuando se le habla, sino que está centrada
principalmente en sus propios asuntos.
Para demostrarlo contaba a sus amigos una
anécdota que aseguraba haber vivido en primera persona.
Así, recordaba el día que tuvo que asistir
a una importante fiesta a la que llegó tarde. Para justificar su tardanza ante
la anfitriona, Wilde puso como excusa que se le había hecho tarde porque
<<había tenido que enterrar a una tía suya a la que acababa de
matar>>. La dama, sin inmutarse, contestó: <<No se preocupe. Lo
importante es que haya venido>>.
MOLIÉRE
Jean-Baptiste Poquelin, el famoso Moliére, tenía auténtica
aversión a los médicos. Motivo por el que intentaba evitarlos a toda costa. En
cierta ocasión cayó enfermo y tuvo una fiebre muy alta. Su esposa, ni corta ni
perezosa, hizo llamar a un médico para que visitase en casa a su marido. Cuando
el médico se presentó en el domicilio, Moliére llamó a su mujer y le dijo:
<<Querida, no dejes que entre; dile que estoy enfermo y que ya iré yo a
visitarle cuando mejore>>.
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