La vida pública nunca ha dejado de estar llena de indecencia y esterilidad, de ignorantes espabilados, de sujetos deshonestos sin un átomo de vida interior. Ahora todos nos dedicamos a seguir día a día los avatares obscenos de sus mentiras, mientras tratan de hacernos creer que se ocupan de los asuntos de todos. La política real no tiene nada que ver con los problemas de la gente, y mucho menos con sus soluciones. ¿Existió alguna vez en la historia de la humanidad la política útil y silenciosa?
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