martes, 26 de abril de 2016

POEMA DE SILVIA DELGADO

A VECES, EL AMOR



A veces, el amor, va llenándose de silencios,
territorios callados que se conquistan con desprecios,
territorios tan inmensos que caben en una palabra,
en un gesto, en una ausencia.

A veces, el amor, es otra cosa,
no una caricia donde quien acaricia lo hace sin ganas,
no un recuerdo delirante de zarpazos dados con rabia.

A veces, el amor,
va adentrándose lentamente en la oscuridad sin límite de noches demasiados solitarias.
Entonces sabes que te da la espalda,
que se arrastra quejumbroso,
que huye de tu espejo o de tu sombra,
que desaparece de tus labios, de tus dedos,
de tus orgasmos,
entonces sabes que no podrás recuperarlo,
que se dinamitaron los puentes,
que por las venas
se arrastran venenosos  los reproches y la sangre.

A veces, el amor,
no quiere ya madrugadas,
prefiere, simplemente, dejarse abatir.

 Y que todo acabe.

SILVIA DELGADO 


CAMBIAR EL PAÍS




No quiero sólo un cambio de gobierno, quiero cambiar el país. Quiero un país distinto, en el que se imponga la solidaridad. Un país sin fraude fiscal, porque es necesario un gran esfuerzo de recaudación para que sea posible instrumentar políticas de solidaridad y políticas de transformación. Un país sin corrupción pública ni privada. Un país con verdadera democracia, que no esté trucado el sistema político por unas normas electorales y parlamentarias que hoy lo hacen hermético a las demandas sociales, que sea capaz de resolver los problemas en vez de enquistarlos.

Quiero un país educado, con formación, para todas las capas sociales, que invierta en educación y en verdadera investigación; consciente de su potencialidad cultural que cuenta con una lengua castellana que es una de las más habladas del mundo.

Lo tengo muy claro. No quiero un simple cambio de gobierno: quiero proyectar un país nuevo y materializarlo. Para ello, debemos comenzar desde abajo: por los ayuntamientos, por las asociaciones locales, por los movimientos ciudadanos que consiguen cambiar las cosas. Necesitamos eliminar en los ayuntamientos primero y más arriba después los obstáculos que se oponen al cambio.

Debemos aportar y actuar ya como ciudadanos de ese país, y no como habitantes del país injusto y desigual que tenemos ahora.

domingo, 24 de abril de 2016

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

VISIÓN DESDE LA PERSPECTIVA ANALÍTICA DE TODA OBRA DE ARTE





Si el arte tiene algo singular es precisamente su ambigüedad. La ambigüedad para poder interpretarlo, para proyectarte en la obra y sacar conclusiones en función de tu personalidad, de tu capacidad interpretativa de la simbología que parece poner sobre la mesa. Por eso existe tanta disparidad a la hora de valorar una obra de arte… para unos es insignificante al no saber interpretar o sacar partido a su propia interpretación de lo que el artista, hipotéticamente, pudo decir; para otros la cosa está clara y saben lo que la motivó, el mensaje que el artista quiso transmitir; pero, en todo caso, el observador, o lector, interpretará con sus recursos y capacidades la simbología de la obra dándole sentido bajo su perspectiva. Pero hay otros aspectos que, posiblemente, ni el propio artista valoró en su día. Me refiero al mensaje subliminal que brotó de su interior de forma incontrolada y que será interpretado por los observadores de la misma. Habría que interpretar, pues, que el autor la dotó de un contenido manifiesto y otro latente, escapando este último a su propio control.

En el caso de Cervantes y su D. Quijote se han derramado ríos de tinta a lo largo de su existencia. Se dieron críticas, interpretaciones, justificaciones, aclaraciones y desmenuzamiento metódico del conjunto de la obra por parte de eruditos, de grandes expertos, académicos, doctores y entendidos, biógrafos y estudiosos cervantinos de su obra y perfil personal y circunstancias socio-ambientales de su tiempo. Yo, que soy un profano en la materia, me voy a permitir unas disquisiciones poco académicas que pretenden dar otra visión de ese D. Quijote, loco de atar, pero caballero generoso, justiciero y “desfacedor de agravios”.

Se comenta que los que dicen la verdad son los niños, los borrachos y los locos. Tal vez tengan razón. En ninguno de los casos se hallan condicionados por esa autocensura que nos limita la expresión a la gente “sensata” y razonablemente inserta en un mundo de falacias, falsedades y convencionalismos hipócritas que nos van condicionando la vida hasta hacernos ver, o hacer ver que vemos, lo que no existe pero es plasmado como una realidad por los que orquestan la movida social, marcada de moral, ética, credos y asunción de los principios y valores sociales imperantes

Por tanto, D. Quijote, que es considerado como loco, es un excelente denunciante de las maldades, injusticias y abusos de la sociedad que habita, por lo que acaba autonombrándose “caballero andante desfacedor de entuertos”. Para ello ataca e intenta destruir los elementos que simbolizan esa maldad e injusticia.

Los molinos de viento son gigantes que representan al poder amenazante que somete al mundo desde la atalaya, con sus provocadores brazos que giran y gesticulan ostentando su dominio. Pero como este mundo no funciona sin el poder del amor, de la belleza y lo sublime, que personifica en la mujer, crea una Dulcinea idealizada, que va más allá representando la exaltación y la máxima motivación que orientan los actos de los hombres buscando la verdad y la bondad, llevando a la simbiosis de las almas a través del amor. Y libera a la cuerda de presos que marcha a galeras, más que por sus delitos, por la necesidad que tiene el reino de galeotes. Y he aquí otro momento sublime, cuando ataca al rebaño de ovejas confundiéndolo con un ejército y siendo derribado por las pedradas de los pastores… al fin y al cabo ¿hay algo más parecido a un rebaño que un ejército donde el soldado no piensa, solo obedece? Siempre alerta en su locura, a caballo de su ansiedad y necesidad de hacer justicia, de defender a los necesitados y pobres, a los humillados y desfavorecidos por la vida, busca de forma continuada la revelación y el descubrimiento de la injusticia que requiera de sus servicios para reponerla.

No son solo sus actos de locura, siempre canalizados hacia la rectitud, hacia la probidad u honradez, sino sus sabios consejos cargados de sensatez, donde muestra que, de la locura introspectiva de su esencia y sus valores humanos, resurge la prudencia de la madurez y el buen criterio de la sabiduría utópica difícilmente asimilable por el mundo descompuesto y perverso que le rodea, pues no llegan a comprender, dentro de su analfabetismo racional, emocional y de principios y valores, el mensaje y preocupación del caballero andante que pretende la perfección y la excelencia de una sociedad justa y si agravios. Por eso busca “desfacer entuertos”.

Grandes consejos recibe el buen Sancho de su amo cuando se prepara para gobernar la Ínsula Barataria. Pero me paro en uno de los más ingeniosos casos de justicia que hubo de resolver el buen Sancho Panza en su corta actuación como gobernador de la Barataria, cuando su agudeza le llevó a descubrir que los diez escudos de oro que reclamaba un vecino al otro estaban escondidos en el báculo de caña; o la buena razón usada para el caso de la mujer y el ganadero, al que acusaba esta de haberse aprovechado de su cuerpo y robado a la vez sus ahorros. Con estos y otros casos Cervantes viene a mostrar que la justicia ejercida desde la sencillez, desde la inocencia, es más certera que la ejercida desde las leyes escritas para defensa de unos y aprovechamiento de otros. Este canto al sentido común de un Sancho Panza analfabeto nos muestra el verdadero entronque de ese sentido común de los pueblos y la gente.

Como puede verse, Cervantes, no solo fue un gran escritor, sino un excelente pensador y humanista, que supo, burlando la censura, criticar a una sociedad corrompida e injusta, bajo el trato del humor, al situar en la ridiculez social de la locura los valores y principios humanos más consistentes para el buen gobierno de la sociedad. Al loco se le está permitido decir lo que en el cuerdo es un pecado irreparable. El acceso a la verdad les es más fácil a los locos o los niños si se trata en clave de humor. Si lees el Quijote, la próxima vez, mira entre las líneas, en las entretelas de la obra, y aflorará, de la mano de la locura, la mayor sensatez y cordura que representa al buen gobierno de los hombres y mujeres de este mundo.

POEMA DE OLGA BERNAD

Esta noche



Todas las noches son como esta noche,
todas las noches fueron como ésta;
cuando el mundo nació, ya era de noche.
Y en la excesiva noche de los tiempos
alguien soñó que nada pasaría.
Si te dejas caer hoy por mi sueño,
prometo protegerte de esa nada.
Seguros hacia dentro de la noche,
arrastraré hasta el fondo tus demonios;
al fondo de la noche, donde el tiempo
se convierte despacio en otra cosa.


OLGA BERNAD

COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE

* "Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; ... "



¿ESPAÑA SE ROMPE?




España se rompe… hasta ahora el peso recaía en catalanes, vascos, gallegos y otros grupos independentistas y nacionalistas que reivindicaban la independencia, o un nuevo sistema de relación entre la gente de este Estado, País, Reino…  o lo que fuere. Pero no nos engañemos, el gran enemigo de la solidez de España no está en estos “elementos disidentes”, sino en lo que hace de ella un estado de injusticia, de desigualdad, de diferencias que benefician a unos y marginan a otros, de desajuste, de insatisfacción de la ciudadanía… Para que un Estado sea sólido, desde la concepción democrática y la soberanía popular, ha de estar fundado en el respeto a todos y cada uno de sus componentes, en la lealtad de sus gobernantes, en la justicia distributiva, en el reconocimiento de las diferencias culturales y su comprensión como complementos enriquecedores que lo magnifiquen, en la satisfacción de sus habitantes con la estructura organizativa del sistema y sus resultados. La argamasa que fragua una construcción de esta dimensión es la confianza, la lealtad y la justicia social. Ello lleva a crear la mentalidad de solidaridad social, de implicación en la buena gobernanza y el desarrollo de programas comunes que beneficien a todos. Cuando eso no se da, la gente acaba hastiada, desengañada, sin sentirse componente responsable de ese Estado al que no ve como suyo.

Una  de las causas más palpables de desencanto, de desinterés por mantener esa estructura del Estado es la descomposición que se deriva de las falacias políticas, de la mentira y la desconfianza, de la desigualdad, como ya he dicho, y de sentirse usado para el enriquecimiento de los que andan en el poder. Esa deslealtad con la ciudadanía no es solo el no cumplir el programa por el que se les ha votado, sino el legislar, muchas veces torticeramente, para beneficio de unos y perjuicio de otros, con leyes de amnistías fiscal, con tolerancia a la evasión de impuestos en paraísos fiscales mediante subterfugios de la llamada ingeniería financiera, etc. es el atentado más grande que se pueda realizar a la unidad de un país. Pero si hay algo que colma el vaso es que los propios políticos de turno se enreden en esas prácticas, que los que dicen defender los intereses de la ciudadanía se vean implicados en negocios fraudulentos, en abusos de autoridad, practicando la corrupción, el nepotismo que beneficie a sus amiguetes, y un sin fin de actos sospechosos de utilizar la administración pública y su representatividad para conseguir prebendas y beneficios negados a la gente normal. Los beneficios del político, a veces escandalosos, en el trato del propio Estado respecto a la ciudadanía normal, lleva a pensar que se consideran dueños del cotarro, cuando son sujetos depositarios, por delegación, de la soberanía de su pueblo.

A algunos no se les cae la cara de vergüenza, incluso se permiten defenderlos desde la presunción de inocencia, algo muy importante, pero poco aplicable al compromiso político que se fundamenta en la confianza y no en la ley, no se les cae la cara, digo, y se permiten defender lo indefendible, ocultar lo inocultable, eliminar pruebas, ocultando sus dineros en paraísos fiscales, manipulando la opinión pública desde la tergiversación de la verdad con discursos cínicos que atrapan a sus hooligans en una irracionalidad borreguil de rebaño sometido al pastor o líder. Es cierto que debe haber políticos honrados, eso no lo dudo, pero están callados cuando se trata de denunciar las tropelías de los suyos. Lo curioso es que muchos de los que se han prodigado en las denuncias de la corrupción de otros partidos, hablando de ética, de moral, etc. han resultado implicados en casos escandalosos de abuso.

Cuando se ven estas cosas, o sea, que aquellos que deberían conducir al país hacia la recuperación económica pagando sus impuestos e invirtiendo sus dineros en la creación de empleo de calidad para beneficio del colectivo social, acaban evadiendo esos dineros y buscando subterfugios de ingeniería financiera para escabullir sus impuestos, es normal que al pueblo llano se le quiten las ganas de defender un sistema que no es defendible con estas conductas y que no se sienta identificado con el mismo.

Si España se rompe, se rompe por el desafecto que provocan estas conductas de los más pudientes mientras se persigue al pequeño contribuyente. Solo con una regeneración ética, con la salida de los grupos que han contaminado e infectado el sistema, se podrá volver a conseguir un estado de cosas que facilite el reencuentro de todos en un nuevo proyecto de futuro. El problema es que ese proyecto de futuro puede que encuentre demasiados palos en las ruedas para progresar, dado que los medios y el sistema en su totalidad ya está contaminado y condicionado por el lastre de esa corrupción, potenciada desde intereses económicos ocultos centrados en el beneficio empresarial y del mundo financiero, y no en el desarrollo orientado a la sociedad en su conjunto.

Pero volviendo al tema inicial, el único grupo o tendencia social que defienda el Estado del Bienestar contra la agresión del capitalismo salvaje, será aquel que consolide el sistema de solidaridad y justicia social, que potencie los valores democráticos de participación ciudadana, que defienda una educación de personas libre y con capacidad  de discernir, gente responsable e implicada en que las cosas vayan en su justa dirección… los antisistema que quieren cargarse el Estado son aquellos que pretenden adueñarse de él para su propio beneficio, desmontando los derechos adquiridos a lo largo de tantos años de lucha y concienciación de los pueblos.

En este caos, con un río tan revuelto, están los pescadores hurgando con sus cañas. Si consiguen que los líderes sean corruptos, que se desconfíe de los políticos en general, que la ética, moral y honra de estos sea cuestionada sistemáticamente, acabaremos por desestructurar el Estado y, sin esta argamasa, se derrumbarán sus muros y caerá como un castillo de naipes. Yo creo que de eso se trata. Si dejamos la política en manos de determinada gente estaremos condenados a la debacle. Pero si somos exigentes y se le retira el voto de manera fulminante a quienes han ejercido o caído en las garras de la corrupción y el “malhacer”, podremos evitar que esto se desmorone. El problema es que siguen existiendo los hooligans irreductibles y cegatos incapaces de la menor autocrítica y con una lealtad a prueba de bombas, o de corrupción, a sus partidos.  Estos son los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, los que andan argumentando el “y tú más” como si un delito pudiera justificar el otro.

Cualquier ciudadano que milite en un partido político debería exigir la mayor limpieza y claridad en su partido, además de denunciar la porquería que se da en los otros. Pero no olviden que uno puede limpiar el cuarto que habita y exigir a los demás que hagan lo propio desde su reluciente ejemplo. Y ahora, párense a pensar en la cadena de casos que nos inundan, que nos desaniman e indignan, en la corrupción sistemática que se da en determinados partidos con su peculiar forma de ejercer el poder. Indudablemente los más afectados son los que han tocado o tocan poder.

Sabemos que la corrupción no se erradicará nunca pero también sabemos que solo se podrá controlar con leyes capaces de disuadir al político delincuente que se dé a ello. Estamos en un país de pícaros, ya se sabe aquel dicho: “No me des dinero, ponme  donde haya”.

Esto no tiene arreglo si no se da un vuelco total que garantice una democracia real desde la capacitación de la gente y la educación en principios y valores que la sustente. Pero… ¿A quién, de los que ejercen el poder, le interesa eso? La gente formada es peligrosa, exigente, rebelde y crítica. Es más fácil de manipular y someterla cuanto más mediocre y menos capacitada para pensar, cuando se ha logrado que deleguen en los dirigentes por sentirse incapaces de discernir qué es lo que interesa y qué políticas serían las adecuadas para conseguir un Estado decente.

En fin, amigos y amigas, seguiremos viendo en la tele el chorreo diario de casos de corruptos que nos lleven a la desilusión y hagan tambalearse las cosas sin alternativas fiables. Ahora solo nos queda que los políticos aprenda de una vez a leer lo que les ha dicho el pueblo con su voto; si no lo entienden no son políticos del pueblo sino que andan impregnados por intereses personales o de otros grupos de influencia. ¿Cambiaremos el cinismo por la honradez en el mundo de  la política, o seguiremos jaleando a los nuestros y perdonándoles todo exceso por ser de los nuestros? Yo le pediría a la sociedad civil que no permitan que esta gente rompa España, o lo que es lo mismo, que no nos arrebaten los derechos que conforman la argamasa que consolida el Estado del Bienestar compartido.

martes, 12 de abril de 2016

LOS GASES DE LA DESHONRA HUMANA




Hubo un tiempo en que la palabra gases, tras la II Guerra Mundial, era sinónimo de muerte, de holocausto y de nazismo puro y duro, asociándose a tétricas cámaras de exterminio movidas por la más aberrante manifestación de la vileza y maldad del ser humano.

Luego aparecieron los gases lacrimógenos para disolver manifestaciones, para evitar la protesta, para eliminar la expresión de la disidencia. Quién de mi generación no recuerda a los grises lanzando botes de estos gases, balas de goma y ¿por qué no?, de cuando en cuando, escaparse algún tiro, allá por los años 70.

Siempre, desde el poder, se intentó controlar al sometido, al sumiso que se levantaba contra la injusticia, al necesitado y desesperado que, harto ya de esperar y de clamar al silencioso e indiferente cielo, pedía a grito pelado que se diera solución a unos problemas que él no había provocado, pero que le atosigaban y condicionaban la vida. Cuando la gente, cansada de la indiferencia de los gobiernos y de los yugos ungidos por dictaduras insoportables, pretendía manifestar su disgusto y desacuerdo mediante canales oficiales, se encontraba con el muro de la indolencia, de la apatía e impasibilidad. Los gobernantes hacían oídos sordos. Entonces no quedaba más remedio que lanzarse a la calle, gritar y patalear, mostrar ira, furia, indignación y coraje, para hacerse oír y conseguir los objetivos que de forma democrática deberían ser logrados si todo funcionara bien.

Ahora, cuando los poderosos siguen jugando al ajedrez sobre el tablero esferiforme de la tierra, cuando las guerras se fraguan en países no adeptos o de dificultosa filiación, geoestratégicamente importantes, cargados de conflictos seculares y con fronteras un tanto artificiales tras la descolonización de los imperios europeos, esa Europa le da la espalda y se desentiende de su responsabilidad histórica y de sus principios de justicia social y respeto a los derechos humanos.

Pero hoy, una vez más, hemos asistido al baile del cinismo, a la interpretación de la farsa de la política, quedando patente que la Europa de los mercaderes no entiende de humanidad, que solo maquillan sus ideas y actos cuando hay un elemento que movilice significativamente emociones y sentimientos en la conciencia del pueblo europeo y que ello les lleve a la pérdida del control y a tambalearse la estructura social que sostiene el sistema.

Pobres refugiados. Pobres niños, a los que su alegría les ha sido robada en un tránsito dramático hasta llevarles a la desolación y la desesperanza, al envejecimiento prematuro al que arrastra la indolencia, el hambre,  la miseria y la desconfianza en los seres humanos. ¿Qué valores se siembran en esas mentes infantiles que ven llorar a sus padres de impotencia para poder dar solución a sus necesidades? ¿Quiénes son los culpables de ese fracaso prematuro de un proyecto de vida en esas infantiles esperanzas? ¿Quién pagará la factura de tal desaguisado y del odio que se siembra? Esa es la pregunta del mañana…

Hoy se vuelve a gasear a las personas que lloran su desgracia, a los indefensos que buscan angustiados solución a sus problemas, a los niños, las mujeres y los hombres que protestan hastiados de tanta espera bajo el barro, la lluvia y la miseria. Pero si no saben llorar, no se preocupen, con los botes de gases lacrimógenos seguro que lo logran… así no se sabrá si llorar por su suerte o su desgracia, o por efectos de los gases les mandan. Tal vez hoy lloren por las dos cosas, por su mala suerte y por la rabia que provocan los cínicos sujetos que les acogen con fuegos de artificio, con la irritante asfixia y lágrimas embasadas en botes, en lugar de un trozo de pan y algo de agua. 

lunes, 11 de abril de 2016

POEMA DE LEIRE OLMEDA

LAS MUJERES SANGRAMOS



Las mujeres sangramos.
Cuando parimos
y también cuando no estamos preñadas.
Sin embargo, no sangramos
cuando nos despiden por parir
ni cuando nos pagan menos
porque pariremos algún día,
Tampoco sangramos
cuando menosprecian nuestra voz.
No, por eso no.
Sangramos cuando nos pegan,
cuando nos tiran por las escaleras,
cuando nos matan.
Y cuando sangramos, ya muertas,
nos dicen que no exageremos,
que no es para tanto,
que no somos tantas,
que sólo somos mujeres.
Y estas respuestas no nos hacen sangrar,
pero nos siguen matando.
LEIRE OLMEDA


LA FELICIDAD DE LA NACIÓN




Ahora que estamos en época de Declaración de Hacienda debemos recordar eso, precisamente, que la base de toda buena sociedad es la proporcionalidad de los impuestos y el respeto al bien común, a la cohesión social y la solidaridad. De hecho, en donde se demuestra el amor a la patria no es en las declaraciones retóricas ni en la forma de agarrar una bandera sino en el cumplimiento honesto de esa proporcionalidad a la hora de sostener a toda la sociedad. Como todos los individuos y todas las sociedades parten de situaciones desiguales, observar esta honestidad en la proporcionalidad es buscar que las diferencias se atenúen en vez de aumentarse. Quizá es algo que no comprenden tantos como se llaman liberales hoy en día y que solo buscan el medro propio y un lugar opaco en el que esconder el dinero ocupando la administración del estado en beneficio propio o de su forma de entender la vida y los negocios. Es una de las muchas diferencias entre el verdadero liberalismo y el capitalismo salvaje.

De la Constitución de Cádiz de 1812, la primera promulgada en España, siempre me llamó la atención el artículo 13: “El objeto del gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.

Algunos me tacharán de ingenuo, utópico o, como se dice ahora, de querer crear una cortina de humo. Pero a mi me parece el mejor objetivo que puede tener una nación y el mayor deber de un gobierno. Una formulación bien temprana del estado del bienestar. Que una nación sea o no feliz se define precisamente en ese bienestar de todos y cada uno de los individuos que la componen. Y para eso se necesita honestidad, políticas de cohesión y solidaridad. Ahí es donde se deben aplicar los legisladores. Lo demás es papel mojado.

LAS PERSONAS QUE ME GUSTAN



Me gustan las personas que llaman pan al pan y vino al vino y señalan cada cosa con su nombre, sin falacias ni engaños. Las que muestran con sus actos cuanto creen, se afanan y se esfuerzan y sin cuidar sus ropas nadan contracorriente; no ocultan lo que piensan y lo que sienten y no se guardan por nada de hacer lo que creen que deben.




LOS MALOS POLÍTICOS

Especie bastante abundante en nuestro país




Los malos políticos son aquellos que usan las palabras como máscara, mienten sistemáticamente, no hacen lo que dicen sino lo contrario; cifran su ventaja en el engaño, hacen oídos sordos y no admiten reclamos; ocultan sus errores para no ser juzgados, ocultan lo que piensan y lo que sienten y dicen lo que deben, aunque no se lo crean, aunque no sea cierto, aunque sepan que engañan; cargan contra el débil por temor al más fuerte, ocultan ignominias para no herir la mano que los sostiene; no reparan en costos siempre que sean ajenos, ponen su interés en primer plano, aunque su bien comporte a otros daño; se muestran arrogantes ante la gente y pretenden saber mejor que nadie lo que es bueno y lo que es malo y a los demás les conviene.


domingo, 10 de abril de 2016

CUENTOS DE DAMIÁN





EL TONTO DEL PUEBLO
                                        
Se cuenta que en un pueblo manchego, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas. 

Diariamente, algunas personas llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 céntimos de euro y otra de menor tamaño, pero de 1 euro.
Él siempre tomaba  la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.   
Un día, Damián, que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había  percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé, Damián,   no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra el juego se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Damián sacó varias conclusiones: Quien parece tonto, no siempre lo es. ¿Cuáles son los verdaderos tontos? Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos. Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo. La verdadera persona inteligente es la que aparenta ser tonta delante de una tonta que aparenta ser inteligente…

HUMOR Y LENGUAJE

Cómo pedir una cerveza según la personalidad





LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO PRODUCTORES DE SENTIDO




Hay dos clases de ignorancia, enseña Sócrates al bello Alcibíades: una consiste en creer saber lo que no se sabe y otra, en no saber algo y darse cuenta de ello. Esta última es la que nos permite avanzar en el conocimiento de uno mismo y de las cosas y la primera nos transforma en necios.

El no saber y creer que se sabe es lo que produce el error y la equivocación, mientras que el no saber algo y darse cuenta lo evita pues preguntamos al que sabe.

La hegemonía que ejercen sobre nuestras conciencias los mensajes mediáticos nos han transformado en necios, pues a diario, veinticuatro horas sobre veinticuatro, nos convencen de cómo se piensa, qué se piensa, dónde se piensa, quiénes piensan y para qué se piensa. Hoy las personas creen saber lo que no saben e ignoran lo que deben saber.



LAS FRONTERAS



Las fronteras son la explicitación del control sobre algo o sobre alguien. Su función es separar aquello que deseamos dominar, poseer, conocer de lo que no queremos. Son la expresión máxima de la propiedad, del nosotros o del yo frente al resto.

En cualquier campo, las fronteras no son más que líneas imaginarias, arbitrariamente creadas sin ninguna justificación. Prueba de ello, son lo fácilmente movibles que han resultado a lo largo de la historia, por supuesto, siempre en interés de los que poseen el poder, ya que son ellos los que se encargan de su creación. Ya sean territoriales, económicas, de conocimiento… las fronteras se crean y se utilizan con el único propósito de delimitar lo accesible en función de qué papel desempeñas.

Las fronteras son contrarias a la vida. Constriñen, encierran y reprimen mientras que la vida trata de emerger y expandirse. No es posible defender la vida y las fronteras al mismo tiempo, éstas matan de forma directa y violenta y, también, de una forma más sibilina, lentamente y con una violencia socialmente tan aceptada que causa terror.

Alambres, espinos, vallas, muros, armas, balas, concertinas, muerte… Así se erigen las fronteras en el mundo físico. Esta es la manera de seleccionar, de separar, de diferenciar el lado correcto del incorrecto. Ya los Estados se encargan de hacernos creer que estamos en el lado oportuno y que toda esa infraestructura necesita ser defendida con uñas y dientes y que cualquier precio a pagar por ello es justo. Se alienta el fanatismo, bajo la etiqueta del patriotismo cuya única utilidad es enmascarar la estupidez humana que nos arrastra a odiar al otro, al que está al otro lado de la frontera hasta tal punto que creamos justo su sufrimiento y su muerte si intenta traspasarla.

Todas las fronteras forman parte de una realidad inhumana y dolorosa que sólo engendra desesperanza y muerte. Cada vez que una frontera se levanta, el odio se hace dueño de la situación y la esperanza de ir recuperando la esencia de lo humano se aleja un poco más.


POEMA DE OLGA BERNAD

ESTA NOCHE





Todas las noches son como esta noche,
todas las noches fueron como ésta;
cuando el mundo nació, ya era de noche.
Y en la excesiva noche de los tiempos
alguien soñó que nada pasaría.
Si te dejas caer hoy por mi sueño,
prometo protegerte de esa nada.
Seguros hacia dentro de la noche,
arrastraré hasta el fondo tus demonios;
al fondo de la noche, donde el tiempo
se convierte despacio en otra cosa.

OLGA BERNAD


jueves, 7 de abril de 2016

CAVILACIONES SOBRE QUÉ SERÁ DE NOSOTROS





A veces me pongo a escribir sin orientación previa. Es como si intentara parir una serie de ideas que se han inseminado en mi mente a través del tiempo y, en especial, del momento presente.

Ya no sé si siento vergüenza, indignación, ira o no sé qué… lo que sí sé es que siento la impotencia de quien ve como pasan delante de sus ojos un sin fin de delincuentes que evaden sus impuestos, engañan a la ciudadanía y se sienten, de algún modo, impunes ante la ley. Empezamos a pensar que estamos gobernados, a nivel mundial, por una pandilla de gente confabulada en crear leyes para proteger sus prebendas y las de los suyos, mientras caminan en la vía de dominar el mundo, obviando los intereses del conjunto de la sociedad.

Lo malo de todo ello es que se amparan en posturas borreguiles de una ciudadanía domesticada, manipulable y dócil que se rebela contra los simples delitos  y no reacciona ante los grandes desfalcos y hurtos de guante blanco, que sigue votando a corruptos si son de su partido.

Estamos en una etapa llamada de ingeniería financiera, que suena bien y parece que deba aceptarse por ser de elevada inteligencia su aplicación.  Es cierto, ingeniería viene de ingenio y de ingenieros e ingeniosos es crear estructuras insospechadas de donde sacar beneficio en un sistema de economía especulativa, que no es lo mismo que la economía productiva.

La economía productiva es aquella que  crea bienes  tangibles o beneficios sociales que mejoran la calidad de vida del ciudadano. Mientras la especulativa hace subir el capital a base movimientos especulativos, transacciones de dudosa ética, o ingeniería mercantil creando productos financieros de engañosa calidad y garantía, sin que de ellos se desprenda una producción material o de mejora social salvo para el especulador y su grupo.

Tengo la sospecha de que en este nuevo mundo de la globalización está todo calculado por los que intentan imponerlo a su modo y para su propio bien. Romper barreras aduaneras, producir a bajo precio en países pobres para vender el producto a alto precio en países desarrollados, crear leyes protectoras de ese movimiento de capitales, establecer y consolidar trato preferente en algunos países (paraísos fiscales) con leyes preservadoras de sus intereses... En suma, crear un nuevo marco internacional por donde jugar a escabullirse para evitar pagar impuestos y mantener a los estados, cuyo poder pretenden  anular, o minimizar, con objeto de imponer un nuevo orden desde el capitalismo salvaje o ese neoliberalismo que odia los controles del mercado que se imponen por las leyes emanadas, en teoría, de parlamentos democráticos. Buscan el cambio de poder mediante la modificación del sistema… son antisistema que pretenden crear otro partiendo de este, sin que se note, planificadamente, hasta llegar a revertir el poder desde los estados a las multinacionales, a las empresas, al mundo financiero, a través de un orden legal que les garantice una defensa perfecta contra la imposición de la voluntad democrática de los pueblos.

Su hándicap está en controlar el poder político, en tutelar el poder legislativo, en desmontar un sistema que les obliga a someterse, en escapar del control social que les exija doblegarse ante los intereses del conjunto de la ciudadanía, en controlar el mundo desde la frialdad de sus despachos exentos de responsabilidad trascendente. Sus decisiones son privadas… pero sus estrategias condicionan el mercado mundial y lo manipulan desde el poder controlador sobre las transacciones.

Pero… ¿Cómo hacer todo eso? Si nos paramos a pensar un poco, descubriremos los pasos que van dando en el día a día. Provocar una irresponsable crisis financiera, apareciendo la oportunidad de tantear la actitud de los gobiernos, ya controlados desde organismos económicos internacionales, dejando patente su  incapacidad para resolverla con el actual marco legislativo; luego, en el mundo político e ideológico, denostar y descalificar al político opositor, incluso comprarlo si ello es factible, a la par que apoyar y elevar a los afines, y desprestigiar a los estados y sistemas de gobierno mediante la creación de un nuevo espíritu de los tiempos donde el sujeto, desconfiando de sus propios gobiernos, se deje gobernar por la filosofía mercantil, o sea, de mercado libre, creyendo que las empresas son más de fiar que los políticos.

Sus negocios están en controlar todos los recursos, en administrar y comercializar hasta los más elementales y necesarios para la subsistencia, la educación, la salud, las energías, etc. No debe extrañarnos que dentro de nada se nos cobre por respirar o por un sistema respiratorio que evite la contaminación. Ya se vende el agua con la excusa de esa contaminación y su pureza, sabemos que el sistema capitalista tiende a controlar la propiedad de todo y ese todo es absolutamente todo. Pero para producir cambios importantes, que permitan estas cosas, es necesaria la crisis, pues esta da pie a producir ajustes que podemos orientar hacía el fin que se persigue. Mientras más destrucción más libertad se tiene para la reconstrucción; a veces, incluso, para demoler y reedificar una nueva estructura hay que derruir lo viejo creando lo nuevo si lo viejo no sirve como soporte.

Pero vayamos al cambio de actitudes y de opinión pública. Se debate, con razón, sobre la corrupción del mundo político; se utilizan mercenarios de la palabra o ideólogos intransigentes para defender posturas con objetivos precisos, solo hay que ver la tele; no se habla o se debaten a fondo los escándalos financieros de sujetos de corte mafioso, no se cuestionan los sueldazos de prebostes de la empresa privada bajo la filosofía de su privacidad, sin analizar que juega con los intereses de la ciudadanía para enriquecerse y que el estado debería defender a esos ciudadanos de los atropellos que sufren.

La  sociedad en su conjunto, tiene un subconsciente y es manipulable. Por tanto, si se dominan los medios de comunicación, que son los que crean estados de opinión y tendencias de pensamiento y actitudes sociales, estaremos en disposición de controlar y dirigir el proceso evolutivo de una sociedad en cambio hacia el lugar que nos interesa. Cada día, cuando vemos la televisión, podemos vislumbrar esa tendencia. Cómo se tratan las noticias, los titulares tendenciosos, las opiniones interesadas, la manipulación argumental de las cosas, la inducción del pensamiento, etc. son formas claras de influencia por parte de los dueños del cotarro y su línea editorial.

Finalmente, para mí, existe una tensión interna entre el ser individual y el social. El social lo andan modulando los poderosos y padres de la sociedad, los pastores que controlan el rebaño, lo educan y conforman en función de sus intereses; pero el individual, que resulta ser el oponente crítico al anterior mediante el ejercicio de la libertad de pensamiento y de discernimiento, lo hemos de modular nosotros mismos en una lucha de influencias, donde se juega la prevalencia de lo social sobre lo individual o viceversa.

Me niego a hacer del ser humano un borrego al servicio de los pensantes, privándole de la potestad de pensar racionalmente mediante la alienación y el dogma. Defiendo el libre ejercicio del pensamiento para que, responsablemente, ese sujeto sea motor y partícipe de la evolución de su sociedad mediante su autorrealización. 

miércoles, 6 de abril de 2016

ANÉCDOTAS

OSCAR WILDE



Cuentan que Oscar Wilde estaba convencido de que a menudo la gente no escucha cuando se le habla, sino que está centrada principalmente en sus propios asuntos.

Para demostrarlo contaba a sus amigos una anécdota que aseguraba haber vivido en primera persona.

Así, recordaba el día que tuvo que asistir a una importante fiesta a la que llegó tarde. Para justificar su tardanza ante la anfitriona, Wilde puso como excusa que se le había hecho tarde porque <<había tenido que enterrar a una tía suya a la que acababa de matar>>. La dama, sin inmutarse, contestó: <<No se preocupe. Lo importante es que haya venido>>.

MOLIÉRE


Jean-Baptiste Poquelin, el famoso Moliére, tenía auténtica aversión a los médicos. Motivo por el que intentaba evitarlos a toda costa. En cierta ocasión cayó enfermo y tuvo una fiebre muy alta. Su esposa, ni corta ni perezosa, hizo llamar a un médico para que visitase en casa a su marido. Cuando el médico se presentó en el domicilio, Moliére llamó a su mujer y le dijo: <<Querida, no dejes que entre; dile que estoy enfermo y que ya iré yo a visitarle cuando mejore>>.

sábado, 2 de abril de 2016

LA VIEJA EUROPA




Estaba dispuesto a no escribir nada sobre la barbarie de la guerra y sus consecuencias. Sinceramente, me faltan las palabras para expresar el horror al que día a día son sometidos, en la tan democrática y humanista Europa, los seres humanos que huyen de la muerte en Siria y unos cuantos países más. Hay mucha gente sobre el terreno, tratando de poner su grano de arena para paliar esto y además, relatando, filmando y dando testimonio de la atrocidad.

Sin duda, todo lo que vamos conociendo hace que le hierva la sangre a cualquier persona que conserve ni que sea una gotita de humanidad corriendo por sus venas, por lo menos así lo siento yo.

Es obvio, que es un tema con muchas aristas sobre las que se podría hablar: por qué sucede lo que sucede, la respuesta de los diferentes Estados, la de eso que llaman sociedad civil, la de personas anónimas, las guerras… Nuevamente, se puede encontrar mucha información sobre todo esto pero particularmente a mí, si hay algo que me revienta es ese cinismo con el que la opinión pública está tratando este tema (esa opinión interesada, diseñada desde los altos puestos de poder, transmitida incesantemente a través de los medios de comunicación, los líderes políticos y sociales). Repetida hasta la saciedad por legiones de incautos y asimilada por una inmensa mayoría. Ese enfoque acerca de que Europa está olvidando sus principios y sus valores, esa idea tan repugnante, en mi opinión, de que Europa es el adalid de los derechos humanos y de todo lo bueno que uno se pueda imaginar y que, por tanto, lo que sucede ahora mismo es una anomalía en el comportamiento de la humanitaria Europa.

Yo no lo creo, para mí ésta sí es la vieja Europa. La misma Europa cuya bandera siempre fue la de la superioridad moral e intelectual sobre el resto del mundo. La misma Europa que durante siglos ha explotado y devastado al resto de continentes. La misma Europa que mientras se vanagloriaba de sus derechos humanos, condenaba al resto del mundo a vivir fuera de la humanidad esclavizando y asesinando. La misma Europa que mientras defendía sus teorías sobre la igualdad, pasaba a cuchillo a todo aquel que quisiera hacer uso de esa igualdad para liberarse de su yugo. La misma Europa que alardeaba de demócrata mientras regía con mano dictatorial los designios del mundo. La lista sería y es interminable.

Lo que está sucediendo ahora mismo, es una nueva entrega de una vieja saga. Europa levanta de nuevo el estandarte del genocidio, del fascismo mal encubierto y todos sabemos que no es algo nuevo ni ocasional, ni siquiera es novedoso que todas estas barbaridades se cometan dentro de la propia Europa, esto forma parte de la marca de la casa.

Si echamos un vistazo a lo cercano, no hace falta ir demasiado lejos para poner ejemplos de esto. En España tenemos de sobra, desde las dos orillas: víctimas y verdugos.

Sólo hay que recordar el trato que sufrieron los españoles que cruzaron la frontera tratando de huir de la barbarie de la guerra y la respuesta que Europa encarnada en Francia ofreció: campos de concentración, hambre, enfermedades, devoluciones forzosas, muerte. Diría que se parece bastante aunque seguramente para los defensores de la democrática Europa aquello también fue una anomalía. Pero también somos verdugos y para eso ni siquiera hace falta remontarse en el tiempo. Aquí y ahora, España contribuye y de qué manera a la política fascista de la Europa humanitaria. Vallas, concertinas, prisiones ilegales donde se encierra a las personas por ser extranjera y pobre, devoluciones en caliente, tiros, muerte. Por no hablar del lucrativo negocio de la venta de armas a países amigos como Arabia Saudí para que puedan también allí seguir democratizando a la gente. Se podrían poner más ejemplos pero creo que queda claro.

Esto hace que todavía me parezca una mayor hipocresía que, desde aquí, se apoye ese discurso cínico sobre el cambio de rumbo de la democrática Europa. El colmo de esta hipocresía es ese tema de la banderita europea a media asta en señal de protesta por el acuerdo genocida con Turquía en los ayuntamientos progresistas o en los del cambio. Que sepáis que la otra banderita que ondea está igual de manchada de sangre, cualquier bandera representa una lógica de fronteras, de exclusión, de diferencia... que inevitablemente lleva al derramamiento de sangre. 

La historia de Europa, es la del expolio, la del genocidio, la de la esclavitud, la de la supremacía, en definitiva es la Historia porque, ya se sabe que, la historia la escriben los que matan, no los que mueren. Por eso, esta Europa actual no es una anomalía, ésta es la vieja Europa, la de siempre.