En el Rey Lear de
Shakespeare, el bufón es el único capaz de decirle la verdad al rey. Y el
teatro, como ese bufón, es capaz de poner sobre el escenario lo que otros no se
atreven a expresar.
Según Brecht, el teatro debe hacer de
cada espectador un crítico. Sólo desde una actitud de crítica activa
avanzaremos. Porque todo pueblo debe asumir su idiosincrasia con sus defectos y
virtudes, con su historia y sus leyendas, con sus gritos y sus silencios.
Reconocerse y estimarse para poder seguir adelante. Para poder construir un
futuro que sólo será posible si se hace entre todos, sin enfrentamientos,
sin arrogancias, sin recelos ni patentes exclusivistas.
Sólo se hará si es en
libertad, con respeto a la cultura y a la palabra. Porque ellas son el alma y
el pensamiento de los pueblos. Dice el crítico y escritor John Berger que el
arte, a veces, es sólo cuestión de tacto. Sabe tocar sin hacer daño, con
suavidad y firmeza, los resortes necesarios para criticar deleitando.
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