Si existe algo que ponga de los nervios al poder es la
posibilidad de que a las masas les pueda dar por pensar. Pensar es un acto
subversivo en sí mismo puesto que cuestiona las verdades oficiales y
aplica un foco crítico a los acontecimientos para aprender a leer entre líneas.
Por eso al establishment no le mola nada y pone todo
su empeño en idiotizarnos. Tarea, por otro lado, que lleva a cabo con una
eficacia supina. Hay dos esferas sociales que deben ser controladas para
erradicar el germen del pensamiento crítico:
Educación y medios de comunicación. En la primera, las sucesivas
reformas han despreciado asignaturas como la filosofía pero han
seguido manteniendo en las aulas la religión. Los alumnos y alumnas no sabrán
quién era Platón ni tendrán acceso a sus ideas sobre la utopía pero, a cambio,
se les instruirá acerca de unos seres sobrenaturales que rigen mágicamente nuestros
destinos.
Si desde pequeños nos cercenan la capacidad de analizar,
entender u organizar como se producen los acontecimientos que pretenden
interpretar y representar al mundo, nos convierten en poco menos que un
pokemon. Sin pensamiento crítico estamos indefensos frente a las opiniones o
afirmaciones que quieren imponernos como verdaderas. Pensar subvierte el orden
y cuestiona el status quo. Es peligroso que cunda el ejemplo.
El control de los medios de comunicación es, por
ello, también imprescindible. Antes se trataba de aplicar directamente la
censura. Secuestrar una edición o cerrar un periódico o una emisora que
discrepaban de las versiones oficiales solía bastar. Ahora la élite ha
comprendido que lo mejor es comprar directamente a los medios. Ser los dueños y
quitarse de en medio a los periodistas tocapelotas.
Se recrea la fantasía de que participamos de una democracia con
derechos y libertades. Pero en realidad se está reprimiendo
deliberadamente nuestra capacidad de pensar. Y además se nos amordaza.
Para que no llenemos de "pajaricos" las neuronas ajenas. A ver
si la gente le va a dar al coco y se les acabó el negocio.
A escala planetaria vemos como las nuevas tecnologías en
drones y armamento de última generación se utilizan para imponer las verdades
imperiales. El odio y la muerte se alzan sobre la razón y el entendimiento. Eso
sí, ahora matamos con unos artefactos de primera. Dignos de nuestra refinada
civilización. Siempre la fuerza y la mentira al servicio de oscuros intereses
amparados por versiones convenientes. Como asolar un país para buscar armas de
destrucción masiva. De aquellos barros vienen muchos de los actuales lodos.
Pensar, y sobre todo difundir esa necesidad social de
animar el pensamiento crítico, es considerado subversivo porque muestra al
poder desnudo y expone sus vergüenzas. Sus miserias. Sus asquerosas mentiras en
chancletas.
El proceso de
deshumanización avanza. Nos quieren tontos y manipulables. De momento no
ponemos demasiada resistencia.
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