Los zapatos nos aprietan
cada vez más, al igual que el cinturón, a pesar de que todos estamos en régimen
de adelgazamiento general. Ajustar los zapatos y estrechar el cinturón: he ahí
la receta que nos quieren imponer, en nombre de la razón económica.
Bajar salarios, disminuir
pensiones, reducir servicios. Adelgazar lo público y engordar lo privado.
Trabajar más y ganar menos. Producir más y distribuir menos. Empobrecer a
muchos y enriquecer a unos pocos. Abaratar el despido, facilitar el desahucio,
encarecer el préstamo. Obligar a endeudarse, exigir que paguen, e impedir que
puedan hacerlo. Tumbar a un gobierno, y luego a otro, y atemorizar al resto.
Arruinar a un país tras otro, con toda su pobre gente hundida en la miseria, y
luego rescatarlos, es decir, embargarlos, es decir, quedárselos para sí. He ahí
la razón económica. Pero la razón en su paroxismo se vuelve locura, y hunde al
mundo con sus pobres gentes, con sus pájaros tristes y sus nubes contaminadas.
Es "su" razón económica, la de los pocos que ganan cuando casi todos
pierden.
Yo no sé de economía más
que lo que me dicta el sentido común, y el sentido común me dice que no puede
ser razonable una economía tan mala para tantos, que aquello que es malo para
la mayoría acaba siempre siendo malo para todos. Es mentira que la causa de la
crisis sea el estado del bienestar. La causa primera ha sido la política
neoliberal, una política por la que en las últimas décadas ha aumentado mucho
la riqueza, pero también los pobres, pues la riqueza creada se ha concentrado
en el 1% de la población.
La economía, cada vez más
enloquecida, ha pasado de ser productiva a ser financiera y especulativa: de
producir, vender y comprar cosas necesarias para vivir a producir, comprar y
vender dinero, simple papel o, mejor dicho, simples números, vanidad de
vanidades.
Es mentira que no haya
alternativas. Es mentira que la alternativa sea la austeridad, aunque a todos
nos vendría bien aprender la austeridad, pero no la que predica e impone el
mercado solamente para los pobres. Es mentira que la solución sea la reducción
de salarios, porque no son los salarios altos los que han hecho bajar la
competitividad. La solución pasa por defender el empleo y los salarios La solución pasa por acabar con la
especulación, el fraude y los paraísos fiscales y apostar por una economía “inclusiva, verde y
sostenible”. La solución es política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario