Pienso que el mundo ha
caído en manos de una mafia terrible. Una mafia que se ha adueñado de los
medios de comunicación y los usa para manipular opiniones de la gente, que ha
colonizado los partidos políticos mediante el arma terrible de la deuda
bancaria y la acomodación de sus instintos corruptos, por lo que los hace
bailar a su son. Una mafia que controla el flujo del dinero, de la banca y las
finanzas, de la bolsa y la especulación, que se ha apropiado y ajustado las leyes
para atrincherarse en su poltrona y dominar el sistema. No tiene escrúpulos y,
día a día, se adueña de todo lo material, las empresas, los servicios públicos,
la educación, la sanidad, los medios y vías de comunicación… todo,
absolutamente todo, en base a una cacareada libertad del dios mercado que todo
lo puede y lo regula. Es la ley del más fuerte, donde cabe el chantaje, la
mentira, la manipulación y el juego sucio. La democracia ha sido adulterada
hasta convertirla en un mero rito del voto en plan pantomima, donde los
programas y promesas no se cumplen, donde se vota para huir del más malo y no
para apoyar al más bueno, donde la ilusión se pierde y se grita el sálvese el
que pueda.
Veo con claridad que
bogamos en un mar cargado de negrura, una noche tenebrosa que no nos deja ver
el horizonte ni el mañana. Nos quieren confundir y atrapar en sus redes hasta
someternos a una nueva dimensión, una situación donde perdemos la esencia de un
Estado gobernado por votación popular, por políticos éticos y honrados, en una
democracia real, para ser dominados desde la economía y la especulación
financiera. Los gobiernos, en lugar de afrontar la situación con reformas de
leyes más justas, que hagan patente que su dinero ha sido producido por el
colectivo social y que deben revertir en el bienestar común, les apoyan y los
salvan, cagados de miedo, acojonados ante la amenaza de quiebra del sistema…
Y aquí danzan a la par
políticos, banca, empresas y multinacionales, justicia y gobierno… Al pueblo
solo le queda indignarse. Muchos lo hacen, pero los acomodados mediocres, no
solo no rechazan el sistema sino que ven en él la salvación en una huída hacia
delante suicida. Muchos se han cegado, no quieren ver más allá, han acabado
prefiriendo la sumisión, dejando de ser soberanos de un Estado para convertirse
en súbditos de una empresa… Desmontan, pues, el Estado, que es nuestro, y lo
venden a privados para que sea suyo… Estos tiranos forman la “mafia” conjurada
que nos amenaza porque cuando hay un grupo organizado que trata de defender sus
intereses a costa de otros, creo que es un término adecuado para definir la
mafia del poder…
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