domingo, 27 de marzo de 2016

CUENTOS DE DAMIÁN


LA MEDIA MANTA



Damián era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna. A los 70 años Damián se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedirle un favor a su hijo.
Damián tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.
- ¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!
- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.
- Pues a nosotros nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
- Gracias hijo sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con vosotros? ¡Me siento tan solo!
- ¿Quedarte a vivir aquí?, si… claro… pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es pequeña, mi esposa es muy especial… y luego los niños…
- Mira  hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
- No padre no es eso, sólo que… no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían… o sólo que no te moleste dormir en el patio…
- ¿Dormir en el patio? Está bien.
- El hijo de Damián llamó a su hijo Luis de 12 años:
- Dime papá.
- Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una manta para que se cubra en la noche.
- Sí, con gusto papá… ¿Y dónde va a dormir?
- En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la manta, tomó unas tijeras y la cortó en dos partes. En ese momento llegó su padre:
- ¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
- Sabes papá, estaba pensando…
- ¿Pensando qué?
- En guardar la mitad de la manta para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa.


PENSAMIENTOS



POEMA DE JAIME SABINES




viernes, 25 de marzo de 2016

APRENDER Y DARNOS OPORTUNIDADES




Muchas veces he comentado que mientras el Poder siempre aprende de la historia para perfeccionar sus sistemas de dominación, nosotros parece que nos empeñamos en no hacerlo.

Hablando con personas que ideológicamente se encuadran en la denominada izquierda radical (o así lo dicen en los medios) todo el mundo coincide en señalar que a pesar de la situación actual, hubo otro tiempo (según cómo lo ven, unos hablan de la II República, otros sólo de la última parte y otros sólo de la revolución social que corrió paralela a la guerra) en que este país estaba en la vanguardia revolucionaría. Sin embargo, la mayoría de las veces las conversaciones derivan hacia cuestiones como quién hizo qué y por qué nada de aquello cuajó. O sea, normalmente cada uno tratando de buscar sus culpables del asunto. Me parece bien, pero sinceramente me interesa más las pocas veces que se habla de cómo pudo empezar todo aquello, me parece mucho más importante de cara a poder extraer y aprender. Entre muchas razones y causas, me parece muy importante el papel que jugaron los diferentes ateneos, centros culturales, asociaciones… más allá de la tarea fundamental de sociedades obreras, sindicatos y partidos.

La labor educativa y cultural era y es fundamental. En aquellos tiempos era difícil acceder a la información y la clase obrera arrastraba históricamente una falta de instrucción y formación que todavía ponía más trabas. Hoy en día, tenemos la educación obligatoria y un sinfín de herramientas que nos permiten acceder a la información y compartirla de una forma instantánea y, sin embargo, en este sentido estamos prácticamente igual o peor que hace 100 años.

Uno de tantos nombres que recibe el modelo social vigente es el de sociedad del conocimiento, pero lo único que a mi entender conocemos con seguridad es que cada vez tenemos menos conocimientos, fiándolo todo a la disponibilidad inmediata de la red. Por no conocer, no nos conocemos ni a nosotros mismos, por no hablar de conocer a los demás.

En cuanto al tema cultural, desgraciadamente en los tiempos actuales se ha impuesto la cultura de masas cuyos productos prefabricados carecen, en muchos casos, de un mínimo de interés o calidad como para incidir en lo más mínimo en el espíritu humano. Estos productos están diseñados, fabricados y distribuidos con el único propósito de reproducir los modelos dominantes y expandirlos más si cabe en un proceso de globalización tanto o más importante que el económico.

Sólo por cuestiones como estas sería importantísimo poder contar con esa red de ateneos o como queramos llamarlos, y si bien esto es muy importante, todavía considero como algo de mayor interés otra de las consecuencias que tuvieron todo aquel conjunto de locales y agrupaciones: ofrecían el marco ideal para crear y desarrollar un ambiente de camaradería y fraternidad imprescindible cuando llegado el momento hubiera que afrontar las dificultades.

Hay tantas razones como personas para explicar cómo se pudo conseguir ese movimiento tan heterogéneo y fraternal pero creo que algunas cuestiones deben estar en la base de todo esto.

Un punto fundamental era y debería ser participar con el espíritu de sentirse entre iguales más allá de matices ideológicos o culturales. No era necesario carné ideológico para participar porque se pretendía crear conciencia y no ganar adeptos como es bastante habitual hoy día y que suele conducir a la creación de capillas cerradas con sus popes y sus mandamientos. Se trataba y se trata de crear los mimbres de un conocimiento y un espíritu crítico, no de adoctrinar en la fe que cada uno profese. Siguiendo en esta línea, no se trataba de explicar los fundamentos de ningún planteamiento político concreto (para eso había otros espacios y momentos) más bien se hablaba de temas que interesaban al mayor número posible de personas, es decir, que afectasen a su vida cotidiana a partir de los cuales se podían encaminar hacia otros intereses o a conocer cómo se relacionaba todo esto con la política y la organización social. Esto fomentaba el intercambio de ideas y experiencias de una manera informal pero mucho más profunda que los debates entre especialistas o más bien clases magistrales a los que andamos tan acostumbrados.

Pero eran sobre todo las actividades culturales, deportivas, recreativas… las que fortalecían ese ambiente fraternal. A modo de ejemplo, las salidas para disfrutar en la naturaleza en las que se organizaban comidas, debates, lecturas poéticas… en las que la implicación se daba de forma natural debido a esa camaradería, debido a sentirte y reconocerte entre iguales, sin miedo a conocer y dejarte conocer. También los grupos que organizaban representaciones teatrales que en muchas ocasiones representaban obras escritas por ellos mismos sobre cuestiones que les interesaban de la vida diaria. Todo eso iba creando un caldo de cultivo que llegado el momento afloró y sirvió de base para momentos en los que realmente se hizo temblar al sistema.

Por eso creo que es por ahí por donde hay que andar. Creando, fomentando y participando en espacios y acciones donde nos demos la oportunidad de conocernos y reconocernos, de ver nuestras afinidades y sobre todo nuestras diferencias. 

CUENTOS DE DAMIÁN

DAMIÁN EN EL SUPERMERCADO




Damián llega al supermercado y unos carteles, de colores claros, le dan la bienvenida animándolo a entrar. Los carteles están acompañados de suculentas ofertas que anuncian precios muy baratos. Coge el carrito de la compra, tan grande que mucho hay que llenarlo para que no parezca vacío, y empieza la búsqueda de los productos que necesita por innumerables pasillos con estanterías repletas. El carro, por más que lo intenta llevar recto, siempre se le gira de cara al estante y allí ve, como quien no quiere la cosa, un nuevo artículo que no esperaba y lo suma al pedido.

Necesita leche y yogures y le toca atravesar todo el supermercado para conseguirlos. ¿Por qué pondrán siempre lo que más falta me hace al final del establecimiento?, se pregunta. De camino, un hilo de música con ritmo suena de fondo. El ni lo escucha pero nota como la melodía se va adueñando de su estado de ánimo animándolo a comprar. Mira precios y no entiende porqué los importes nunca son redondos, siempre acaban en decimales, haciendo muy difícil la comparación entre unos y otros. Se fija en todos aquellos que acaban en nueve, y así piensa que ahorra un poco. Tiene la sensación de que esos productos son más baratos.

Tiene que pararse, dos carritos de otros clientes están en medio del pasillo y le obstaculizan la marcha. ¿Por qué harán los pasillos tan estrechos?, se pregunta. ¡En fin!. Aprovecha la parada para mirar los estantes que tiene delante y allí está, mirándola de frente, esa bolsa de patatas fritas que no le conviene. Duda, vuelve a dudar y finalmente su mano agarra la bolsa y… ¡al carro! Avanza ahora buscando un paquete de arroz que necesita pero lo han cambiado de lugar. No entiende por qué cada cierto tiempo mueven los productos de sitio. Cuando ya se sabe el camino de memoria, le toca, de nuevo, dar mil vueltas antes de encontrar lo que necesita. Eso sí, al reaprender el camino descubre nuevos productos en los que antes no se había fijado.

Ya sólo le queda coger el detergente. A la altura de los ojos ve esa marca que dicen por la tele deja la ropa tan limpia. Toma el envase y, por casualidad, mira el precio… ¡qué caro!, y lo vuelve a poner en su sitio. Observa arriba y abajo en la estantería y allí encuentra otra marca menos conocida pero más económica. Se agacha y la agarra. ¿Por qué la pondrán en un lugar más difícil de coger?, se pregunta.

Llega a la caja y se pone en la cola. Aburrido por la espera mira a su  alrededor y ve todos esos chocolates, caramelos, golosinas… ¡y a un solo palmo! Imposible decir “no”. Venga, un día es un día, al carro.

Siempre, a la salida, le da por pensar ¿cuántas cosas ha comprado que no necesitaba? ¿Son los supermercados sinónimos de la libertad de escoger lo que más le gusta? Piensa, cuando va en el coche camino de casa, que la libertad de escoger no está en el supermercado sino fuera de él.



PENSAMIENTOS



jueves, 24 de marzo de 2016

ÉTICA




Cada día tengo más claro que la seguridad económica nos motiva más que la honradez ética. Es más, puedo afirmar que el dinero (y todo lo que aporta el dinero: bienestar, consumo, seguridad...) importa más que la honradez.

A la hora de pontificar sobre el bien y el mal, la justicia y la injusticia, todos somos más honrados que la honradez misma. Queremos un mundo justo, pero luego resulta que para conseguir lo que decimos que queremos, ponemos al frente de esa tarea a individuos de los que no tenemos seguridad alguna sobre su sinceridad, su honestidad y su vergüenza.

¿A dónde vamos por ese camino? ¿Qué mundo les vamos a dejar a las generaciones futuras? Seguro, un mundo con muchas técnicas y miles de artilugios. Lo que no sabemos es si podrá ser un mundo más humano, más habitable y más honesto.

Será, sin duda, el mundo de los predicadores de la justicia y la verdad. Pero seguramente será también el mundo de la mentira, el mundo en el que nadie podrá fiarse de nadie, el mundo del odio y el desprecio.

Mi intención no es despreciar a los políticos. No estoy hablando de ellos. Estoy hablando de todos.

De pico y lengua, estamos todos bien abastecidos. Lo que no sé es si la coherencia ética se corresponde con nuestras palabras. Ahí está, creo yo, el problema del momento.

martes, 22 de marzo de 2016

ERRADICAR LA POBREZA





Hay pobreza y ésta crece por un sistema injusto que no quiere ni permite la distribución equitativa de la riqueza.

La pobreza no es sólo cuestión de ingresos, por supuesto, porque pobreza es también la falta de educación, ausencia de sanidad, no poder acceder al agua potable ni a las estructuras de saneamiento…

Nelson Mandela nos recordó que la “pobreza no es un fenómeno natural; la causan los seres humanos. Acabar con la pobreza, como dice Mandela, “es un acto de justicia. Es proteger el derecho humano fundamental a la dignidad y a una vida decente”. Y, si de justicia y de derechos humanos hablamos, se necesita una acción política y decisiones políticas. Acabar con la pobreza exige una acción política transformadora para acabar con el actual modelo socio-económico. Modelo basado en la posesión de casi toda la riqueza por una minoría, el crecimiento exponencial como motor de la economía y la obtención también exponencial de beneficios, pero no la satisfacción de derechos y necesidades.

Hay pobreza porque una minoría acumula riqueza desmesuradamente en detrimento del resto de la población. Y porque este sistema socio-económico genera desigualdad, necesita desigualdad. Y la desigualdad siempre genera pobreza.

Proponerse acabar con la pobreza es una exigencia ética de elemental dignidad y no se acabará con la pobreza hasta no acabar con este sistema, en el que la riqueza se acumula en muy pocas manos.

CUENTOS DE DAMIÁN


DEMASIADO EVIDENTE


Cierta mañana Damián envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al centro de la plaza de su pueblo y llamó a los que pasaban por allí:
- “¡Hoy tendremos un importante concurso!”, dijo. “¡Quién descubra lo que  está envuelto en este pañuelo recibirá de regalo el huevo que está dentro!”
Las personas se miraron, intrigadas. Damián insistió:
- “Lo que está en este pañuelo tiene un centro que es amarillo como una yema, rodeado de un líquido del color de la clara, que a su vez está contenido dentro de una cáscara que se rompe fácilmente. Es un símbolo de fertilidad y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia sus nidos. Entonces, ¿quién puede decirme lo que está escondido?”
Todos los habitantes pensaban que Damián tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era tan obvia que nadie quiso pasar la vergüenza delante de los otros. ¿Y si no fuese un huevo, sino algo muy importante? No, no, aquel loco estaba queriendo que alguien hiciera el ridículo.
Damián preguntó dos veces más y nadie se arriesgó a decir algo impropio. Entonces abrió el pañuelo y mostró a todos el huevo.
- “Todos vosotros sabíais la respuesta”, afirmó, “y nadie osó traducirla en palabras. Así es la vida de aquellos que no tienen el valor de arriesgarse: las soluciones nos son dadas generosamente, pero las personas siempre buscan explicaciones más complicadas, y terminan no haciendo nada. Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar”. 


OTRA ECONOMÍA



Los zapatos nos aprietan cada vez más, al igual que el cinturón, a pesar de que todos estamos en régimen de adelgazamiento general. Ajustar los zapatos y estrechar el cinturón: he ahí la receta que nos quieren imponer, en nombre de la razón económica.
Bajar salarios, disminuir pensiones, reducir servicios. Adelgazar lo público y engordar lo privado. Trabajar más y ganar menos. Producir más y distribuir menos. Empobrecer a muchos y enriquecer a unos pocos. Abaratar el despido, facilitar el desahucio, encarecer el préstamo. Obligar a endeudarse, exigir que paguen, e impedir que puedan hacerlo. Tumbar a un gobierno, y luego a otro, y atemorizar al resto. Arruinar a un país tras otro, con toda su pobre gente hundida en la miseria, y luego rescatarlos, es decir, embargarlos, es decir, quedárselos para sí. He ahí la razón económica. Pero la razón en su paroxismo se vuelve locura, y hunde al mundo con sus pobres gentes, con sus pájaros tristes y sus nubes contaminadas. Es "su" razón económica, la de los pocos que ganan cuando casi todos pierden.
Yo no sé de economía más que lo que me dicta el sentido común, y el sentido común me dice que no puede ser razonable una economía tan mala para tantos, que aquello que es malo para la mayoría acaba siempre siendo malo para todos. Es mentira que la causa de la crisis sea el estado del bienestar. La causa primera ha sido la política neoliberal, una política por la que en las últimas décadas ha aumentado mucho la riqueza, pero también los pobres, pues la riqueza creada se ha concentrado en el 1% de la población.
La economía, cada vez más enloquecida, ha pasado de ser productiva a ser financiera y especulativa: de producir, vender y comprar cosas necesarias para vivir a producir, comprar y vender dinero, simple papel o, mejor dicho, simples números, vanidad de vanidades.
Es mentira que no haya alternativas. Es mentira que la alternativa sea la austeridad, aunque a todos nos vendría bien aprender la austeridad, pero no la que predica e impone el mercado solamente para los pobres. Es mentira que la solución sea la reducción de salarios, porque no son los salarios altos los que han hecho bajar la competitividad. La solución pasa por defender el empleo y los salarios  La solución pasa por acabar con la especulación, el fraude y los paraísos fiscales y apostar por una economía “inclusiva, verde y sostenible”. La solución es política.


lunes, 21 de marzo de 2016

DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA




Muchacha, estoy triste por ti.
Recuerdo el olor de tu piel.
Quisiera recostar mi cabeza en tu regazo,
pero estoy solo, recostado bajo un árbol,
oyendo únicamente el ruido del mar.
El oleaje revienta mar afuera:
Pero no oigo tu voz.


DE NIÑA A MUJER

Carlota, mi hija, cumple dieciséis años




DE NIÑA A MUJER

Mi querida hija Carlota ha cumplido dieciséis años. Mi niña del alma se está convirtiendo en la mujer de mi corazón. Dieciséis años viéndola evolucionar física y espiritualmente, ayudándola para qué los pasos que va dando en este mundo lleven las huellas adecuadas, queriéndola como sólo se puede querer al ser más importante de mi vida.
Una persona que sabe mirar a las demás con los ojos de la amistad, que se empeña en vivir en armonía con todo el mundo, que no obliga a nadie a vivir según sus criterios, que escucha las razones de los demás, que es tolerante consigo misma y convive serenamente con sus propias limitaciones y con las de los demás y que aprecia el valor de las diferencias que caracterizan a cada persona de nuestro mundo.
¡Felicidades, cariño! Eres un orgullo de hija.


domingo, 20 de marzo de 2016

PENSAMIENTOS



CUENTOS DE DAMIÁN

LA DISTANCIA DE LOS CORAZONES

Un día, Damián,  preguntó a sus amigos:
- ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?
Los amigos pensaron durante unos momentos.
- Porque pierden la calma- dijo uno-, por eso se gritan.
- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó Damián-. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los amigos dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía a Damián.  Finalmente, él explicó:
- Cuando dos personas están enojadas y discuten, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esta distancia, deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojadas estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse la una a la otra a través de esa gran distancia.
Luego, Damián, preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Pues que no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué?... sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es muy pequeña.
Los amigos lo escuchaban absortos y Damián continuó: -Así es, observad lo cerca que están dos personas que se aman. Así pues, cuando discutáis, no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que los distancien más. Llegará un día en que la distancia será tanta que ya no encontrareis el camino de regreso.

sábado, 19 de marzo de 2016

VÍCTIMAS DE LA CODICIA Y DE LA INDIFERENCIA




Todo el mundo está sensibilizado con la tragedia de la inmigración y de los refugiados, pero nadie se siente responsable de lo que sucede. Y es que cuanto mayor es el alcance de un problema, más se diluyen las culpas.

El drama se ha ido cociendo a fuego lento y pocos recuerdan quién puso la primera piedra en este muro de las lamentaciones con el que hoy nos damos de bruces.

No quiero hacer, aunque lo parezca, una consideración política, sino una reflexión moral. No pretendo analizar el problema de la inmigración, uno de los numerosos que, a estas alturas, tienen mal arreglo en un mundo globalizado que decrece, se debilita y se llena cada vez de más gente con menos recursos. Me detengo en la frase “a estas alturas”, porque la considero el meollo de la cuestión. Cuando hacemos oídos sordos a los problemas que nos parecen ajenos, aumentan de tal modo que se vuelven incontrolables.

“A estas alturas”, la nueva organización del mundo que pretenden imponer quienes lo manejan ha potenciado la desigualdad que existe entre el tercio de la humanidad que vive mejor que nunca y el otro tercio que vive peor que nunca. La creciente desproporción entre las clases sociales genera todo tipo de conflictos y está incubando el creciente malestar que pone en peligro nuestro modo de vida.

Nos creíamos a salvo en nuestro territorio con nuestros privilegios y nuestros derechos adquiridos. Pero dentro de la riqueza, inevitablemente, se ha infiltrado la pobreza. La separación ya no se da únicamente entre el Norte y el Sur, también dentro de los propios países, regiones, ciudades y pueblos se producen escandalosas soluciones de desigualdad. Cada vez hay más inmigrantes, más excluidos y marginados.

Cada uno de nuestros actos, por insignificante que parezca, tiene consecuencias insospechadas. ¿Qué podemos hacer individualmente para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los habitantes desamparados de la tierra? Deberíamos implicarnos lo más posible para que nadie nos acuse de indiferencia. El gran problema del hombre actual es que, a pesar de haber logrado un progreso tecnológico y científico enormemente sofisticado, el desarrollo de la sensibilidad y los valores éticos permanecen estacionarios. Unos hemos contribuido con nuestros pequeños gestos individuales, otros desde la grandeza del poder, pero entre todos vamos creando un mundo desolador. Lo más que hacemos es guardar, a veces, un minuto de silencio por las víctimas de la codicia y de la indiferencia.

LOS ABRAZOS


Hay momentos en la vida que un abrazo lo es todo, no hay nada más


Un abrazo nos une a la vida o a la muerte.
Un abrazo es la distancia más corta entre la felicidad y la infelicidad.
Un abrazo rompe el miedo y la soledad.
Un abrazo son millones de palabras, calladas.
Un abrazo no entiende de sexos.
Un abrazo es signo de amistad.
Un abrazo funde.
Un abrazo invita a un mañana.
Un abrazo es un encuentro o una despedida.
Un abrazo es una música compartida en silencio.
Un abrazo transporta a otra realidad.
Un abrazo invita a no olvidar.
Un abrazo reconforta.
Un abrazo es esperanza..
Un abrazo es un reencuentro o una despedida.
Un abrazo es todo el valor de una vida resumido en un gesto.

Un abrazo transforma.
Un abrazo es la excusa para cerrar los ojos y abrir el corazón.
Un abrazo es largo como la eternidad.
Un abrazo relaja.
Un abrazo es breve como un suspiro.
Un abrazo rompe distancias.
Un abrazo ayuda a crecer.
Un abrazo es un tesoro que no hay que guardar.

Un abrazo te hace soñar.
Un abrazo ilumina cualquier atardecer.
Un abrazo es un silencio iluminado.
Un abrazo seca lágrimas de tristeza.
Un abrazo es un paisaje primaveral.
Un abrazo desarma.
Un abrazo es algo que nos une, sin tiempo.

Un abrazo es el punto exacto entre un antes y un después.
Un abrazo provoca paz.
Un abrazo es un hasta siempre.

Un abrazo es entenderse mutuamente.


miércoles, 16 de marzo de 2016

LA ROTUNDIDAD DEL SER

Ser otro, forma parte de la existencia. He ahí la rotundidad del ser.





Lo miro, sí, lo estoy mirando y lo reconozco, me reconozco en aquel niño que juega, pero no soy yo, «¡ya no soy yo!», hay una gran distancia, un ancho mundo que nos separa al niño y a mí. Es como aquello del río que siempre es el mismo pero distinto. Yo también soy como el agua que ha ido pasando y aún sigue pasando, soy yo pero no soy el mismo. Mantengo el mismo número de identidad y el mismo nombre y mi hija me sigue llamando papá, pero no soy el niño que fui ayer.


martes, 15 de marzo de 2016

EL DESEO




El deseo es una gran herramienta para avanzar. Pero, también, nos puede llevar a la autodestrucción. Siempre deseamos algo que no tenemos. Además si lo que deseamos está lejos o es algo prohibido, nuestras ganas se exarceban aún más. Pero una vez conseguido, se pierde toda la magia o la ilusión. Puede que lo disfrutemos durante un tiempo pero, en seguida, ya no resultará novedoso y buscaremos nuevos retos. Nunca quedamos contentos, siempre queremos algo más.

La forma en que se desenvuelven nuestros deseos define y determina toda la historia de la humanidad. A medida que estos se desarrollan, incitan a las personas a estudiar su medio ambiente, de forma que puedan colmar sus deseos. En cada generación, y en cada persona, los deseos se vuelven más y más fuertes, más egoístas. Este desarrollo de nuestro egoísmo nos llevó a la actual crisis económica, social, ecológica. Todos vivimos en un mismo planeta con recursos limitados, mientras nuestros deseos siguen creciendo y creciendo de forma ilimitada.

¿Cuál será la solución? Un consumo razonable, una transformación de nuestros deseos egoístas en los deseos que beneficiaran no sólo  a nosotros mismos sino a la sociedad y al medio ambiente en que vivimos. Tenemos que dejar de “tener” a favor de “ser”.


LA ALONDRA





En una soleada mañana, dos alondras subían volando a lo alto.
La alondra padre hablaba con su polluelo, haciéndole ver lo maravilloso que es tener alas y poder volar hasta las alturas.
Pero el pequeño, en su inexperiencia, escuchaba sólo a medias, pues su atención se fijaba en el tintinear de una campanita, que llegaba a sus oídos desde la tierra.
El pajarillo, curioso, bajó al campo de donde provenía el sonido que tanto le atraía, y vio a un hombrecillo que guiaba un carro mientras gritaba:
- "¡Vendo lombrices! ¡Dos lombrices por una pluma!"
A la pequeña alondra le encantaban las lombrices; ya al nombrarlas se le hacía agua el pico. Y sin pensar más se decidió: arrancó una pluma de sus alas y la   cambió por dos lombrices. Cuando se las hubo comido volvió junto a su padre, muy satisfecha.
Al día siguiente la alondra esperó ansiosamente el sonido de la campanita, y al oírla bajó a realizar nuevamente su extraño negocio, dando otra pluma a cambio de dos lombrices. Esto lo repitió día tras día.
Una vez ofreció al hombrecillo cinco plumas por diez lombrices. El vendedor aceptó entusiasmado y, desde entonces, por espacio de varios días más, continuó el intercambio.
Al cabo la alondra batió sus alas inútilmente: ¡ya no podía volar! ¡Estaba atada a la tierra y condenada a arrastrarse en lugar de volar!

¡Había cambiado sus alas, su libertad, por un puñado de lombrices!


CANCIONES DEL ALMA

ALFONSINA EN EL MAR

Silvia Pérez Cruz






lunes, 14 de marzo de 2016

LOS CAMBIOS




Se cuenta que hubo un niño muy sensible e inteligente, que solía preocuparse y lamentarse por el estado en el que se encontraba el mundo.
Más adelante, durante su juventud, empezó a protestar y a quejarse por las políticas impulsadas por el Gobierno de su país.
Frustrado por no conseguir los cambios que deseaba, al llegar a la edad adulta centró sus críticas y juicios en su mujer y sus hijos. Fue sin duda una vida marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento.
Sin embargo, al cumplir 80 años y aquejado de una enfermedad terminal, experimentó una revelación que transformó su manera de ver la vida. Tanto es así, que horas antes de fallecer dejó por escrito el epitafio que más tarde se escribiría sobre su tumba:
"Cuando era niño quería cambiar el mundo. Cuando era joven quería cambiar a mi país. Cuado era adulto quería cambiar a mi familia. Y ahora que soy un anciano y que estoy a punto de morir, he comprendido que si hubiera cambiado yo, habría cambiado todo lo demás".




EL DOLOR

"¡Qué pena, que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!"




"No he venido a cantar
No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra.
No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente 
para que me canonicen cuando muera.
He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar,
por el río
y por la nube...
y en las lágrimas que se esconden
en el pozo,
en la noche
y en la sangre...

He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.
Y también a poner una gota de azogue, de llanto,
una gota siquiera de mi llanto
en la gran luna de este espejo sin límites, donde
me miren y se reconozcan los que vengan.

He venido a escuchar otra vez esta vieja sentencia en las tinieblas:
Ganarás el pan con el sudor de tu frente
"y la luz con el dolor de tus ojos".
Tus ojos son las fuentes del llanto y de la luz…”


LEÓN FELIPE


¿HACIA DÓNDE VAS, EUROPA?




La vergonzosa muerte del niño sirio, Aylan Kurdi a sus 3 años en las playas de Turquía, removió las conciencias de la Europa de los ricos, la enfocada al mercado, que se mueve por intereses, a veces, inconfesables. Agitadas las conciencias, Europa se enfrentó a la crueldad de la guerra en otras tierras al aflorar el terror de sus consecuencias en las playas que intentaban pisar los fugitivos para salvar la vida. No fue solo Aylan, sino cientos de muertos los que escupió el mar en la cara de Europa.

Al igual que las aguas del mar, removidas por las olas, escupen el cuerpo sin vida de Aylan, se remueve la conciencia de los pueblos ricos y levanta la porquería que se deposita en el fondo, apareciendo turbia, sucia e insolidaria, pues solo pretende hacer dinero para sus clases dominantes. Esos gobiernos, y la gente que los apoya, lavan esa conciencia con promesas atenuadoras de la culpa y hacen actos de constricción con propósito de ayudar… pero al final no son capaces, o no quieren hacerlo. Una vez más, se vuelve a la engañifa y la manipulación de sentimientos, a la gestión emocional de los pueblos, sabedores de que la conciencia, como el agua con partículas en suspensión, acabará sedimentando la porquería y volverá a aparecer clara si no se profundiza en ella.

Entonces se criminaliza a la víctima, se asusta al ciudadano invadido por las hordas migratorias, se les hace ver el peligro que corre su bienestar y se revierte el proceso hasta expulsar al invasor o cerrarles la puerta que se les había prometido abierta. El desahuciado, el perseguido, el desterrado, el menesteroso, acaba siendo culpable y sufridor de una guerra incontrolada auspiciada por las potencias con intereses mezquinos, una guerra de la que huye desesperado para evitar el sufrimiento y la muerte de los suyos.

Pero puede que a los poderosos, a los que mueven los hilos del globo, les importe un bledo la vida o la muerte de la gente sencilla. En la ruleta de la geopolítica siempre gana la banca. Somos muchos en este mundo y más los que no sirven para sus intereses. Ellos no forman parte de ese mercado del “progreso” que les permite seguir engordando sus bolsas, su poder y su prestigio. El nuevo mundo, el del mañana, no quiere tanta gente, sino aquella que sea rentable y dispuesta a sucumbir ante el poder de la nueva era. Hay que callar las voces discordantes, las de aquellos que denuncian y mueven la conciencia mostrando su suciedad, los que la agitan para mostrar las heces que la contaminan y despertar en la gente los viejos y eternos valores de solidaridad y ayuda, de justicia social y de humanismo. Esos son un incordio.

Ante una situación de choque como la que produce la imagen de un niño ahogado en la playa, se ha de reaccionar hasta calmar la conciencia, hasta revertirla, para volver a ser como antes, para volver a las viejas andadas. Ya está. Europa cambia el rumbo y emite una normativa y un acuerdo con Turquía para que esos indeseables, se queden allá y nos dejen tranquilos, sin remover conciencias y lejos de la imagen que, con la empatía, nos aterra. Para ello engordaremos partidos xenófobos que desprecien al insignificante que llama a la puerta pidiendo ayuda. Es fácil, solo hay que despertar el egoísmo de la sociedad, el egocentrismo de la vieja tribu, cuestionar su bienestar y mostrar el peligro… ellos se encargarán de enfocar la cuestión para crecer la semilla de esa xenofobia. Lo demás lo puede hacer el dinero…

Ahora lo que sigue interesando, una vez esquivado el lamentable e impactante incidente de la playa, es seguir conformando el nuevo mundo, las nuevas formas y leyes que nos lleven a la dictadura de las multinacionales, a la neutralización del poder de los Estados, a la sumisión de la sociedad al poder del dinero. La gente no importa, lo que importan son los mercados que nos lleven al “progreso material” de un mañana incierto, bajo la injusticia distributiva de la globalización. Ese es el mundo que nos espera. 

EUROPA, LOS INMIGRANTES Y LOS REFUGIADOS





La crisis de los refugiados sirios que quieren entrar en Europa, como la llegada masiva de tantos inmigrantes por razones económicas, políticas y religiosas supone el justo pago por una manera de entender el mundo. Evidentemente, para ellos no es justo porque el precio que han pagado en sus vidas es excesivo. La moderna visión occidental del mundo implicaba el control de continentes enteros y de los flujos migratorios. Europa primero y todos los países desarrollados de Occidente después generaron movimientos interesados para aprovecharse de la mano de obra barata y de los recursos naturales de otros lugares. Esto implicó sostener sistemas políticos corruptos o jugar en beneficio propio con los conflictos bélicos locales o las crisis humanitarias.

El mundo globalizado ha provocado que los viejos sistemas de contención y distribución se hayan venido abajo y las distancias se hayan acortado. La evidente decadencia del mundo europeo ha hecho el resto. La solución no es fácil ni inmediata y no consiste ni en el rechazo de los inmigrantes y refugiados tal y como piden las tesis más conservadoras ni la apertura de las fronteras de manera total como piden las más progresistas. Quien vea la solución en un sentido o en otro fácil y evidente, se engaña. Entre otras cosas porque la solución no depende de nosotros, ya no, porque el mundo ya no está gobernando por intereses nacionales ni por gobiernos locales. Se ha provocado una conmoción a gran escala que acompaña la globalización financiera y a la que tardará décadas en alcanzar la globalización de la legislación basada en los derechos del ser humano y de los ciudadanos. Mientras tanto asistiremos a espectáculos propios de una catástrofe humanitaria que afectará a millones de personas y que es la consecuencia de siglo y medio de política neocolonial y de avaricia financiera.


Preparémonos para un mundo terriblemente hostil que nosotros mismos hemos creado y al que la mediocridad de nuestros gobernantes no sabe dar respuesta.


miércoles, 9 de marzo de 2016

PRINCIPIOS Y VALORES DE NUESTRA CULTURA




Hay que modificar los principios y valores de nuestra cultura para reorientar la filosofía popular a una nueva era donde primen otros nuevos. No podemos seguir en esta dinámica depredadora, exculpatoria y agresiva, donde las culpas siempre son de otros, léase políticos, países, emigrantes, o vaya usted a saber… En todo caso habría, bajo mi modesta opinión, que redefinir esa cultura, no solo cambios de normas y leyes, sino con un proceso educacional, de responsabilidad social, individual y colectiva, que hiciera al individuo más permeable y racional, que abocara en un nuevo contrato social. Eso es complicado, pues hay grupos de influencia y poderes fácticos que siguen apoyando y apostando por el sistema tradicional, que sustenta ese poder propio que no quieren sacrificar.

La cuestión, para mí, está en como fraguar una sociedad madura que no se pliegue a los liderazgos paternalistas, que no se deje alienar con falsas orientaciones, que no se atrape en la delegación de su soberanía a sujetos irresponsables, que tome partido y defienda y exija que los gobernantes gobiernen para ellos y no para las clases pudientes, el capital, la banca y los intereses imperialistas de las multinacionales. En suma, introducir esa dosis de librepensamiento que cada cual debe reivindicar desde la responsabilidad de ese nuevo contrato social.

Un problema es que la globalización rompió fronteras al mercado, pero no homogenizó las culturas organizacionales; es más, mientras más divididos andemos y mientras más se potencien los localismos, más energía se distraerá de la lucha verdadera, de la que lleve a esa homogenización global, no solo de valores y principios, que definen las culturas, sino del propio desarrollo humanista y social.

Sigo diciendo, desde hace ya bastante tiempo, que hay dos tendencias en lucha, la que busca una clase dominante, dueña del mundo y sus recursos y usa, si le interesa, a las ciudadanía en general, la aliena, pero si no la necesita la enfrenta y provoca el conflicto sin importarle la vida ajena; esa sociedad falta de ética, amoral y asimétrica se está fraguando en este tiempo desde grupos de poder ocultos, son los de siempre, apoyados invariablemente, también, por los de siempre. Por otro lado está otra tendencia que busca la simetría, la justicia social y el valor humano por encima del valor material; aquellos que cada vez tienen más conciencia del entorno y de la imposibilidad de seguir en esta loca marcha que acabará con todo en poco tiempo.

Los cambios hay que sembrarlos, cultivarlos y abonarlos. Solo se da un cambio definitivo si tiene suficiente apoyo social, si es asumido el llamado y empujado por la colectividad. Pero para ello se ha de establecer el espíritu de los tiempos, que muestra un clima intelectual y cultural capaz de reorientar nuestra cultura hacia otra estructura funcional y social más justa, más simétrica.

¿Empezamos… o dejamos que ganen los otros? Habrá que no caer en sus señuelos, reconocer la importancia de cada cosa, en buscar lo que nos une y no lo que nos separa. El partido del siglo se juega entre el humanismo y el clasicismo. El resultado final será la supremacía de una cultura u otra.