Cuando
nos dijeron que podíamos soñar, nos pusimos a ello. Más tarde nos dijeron que
todo estaba permitido, que podíamos desearlo todo; nos crearon las necesidades,
que confundimos con los deseos y abandonamos los sueños. Nos creíamos que los
sueños se compraban. Llegan nuevos tiempos y vamos a aprender a vivir sin
tener. Quizás ahora soñemos de verdad, y el que sueña es porque sigue vivo.
Somos mucho más que las pesadillas que nos crea el mundo real, y los sueños son
la capacidad de vivir expectantes.
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