CUANDO TODO SE IMPONE Y NADA SE PROPONE
Hoy, cuando todo se impone y nada se propone, los pueblos y las
naciones deberían unirse en la verdadera elevación del ser humano, conforme a
su innata vocación natural y legendaria como especie pensante. Deberían trazar otros caminos, con otras
propuestas más de acogerse unos a otros, de respeto y comprensión. Nada se ha
conquistado hasta ahora con la fuerza o la imposición brutal, y sí, en cambio,
cuando se plantea una visión más compartida, más de reflexión conjunta,
considerando todas las libres opciones de cada uno.
El mundo no se hizo para las
economías, sino para que el ser humano pueda realizarse, convivir con espíritu
creativo, sin tanta tensión, y con mayor estima hacia su propio linaje. Más
aún, cualquiera de nosotros necesitamos tener ilusiones para mantenernos en la
vida, y esta gran esperanza sólo puede ser cultivada desde el abrazo, sabiendo
que nunca es demasiado tarde para ponerse en el lugar del otro y, encima, jamás
es inútil.
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