viernes, 12 de febrero de 2016

LAS FRONTERAS






Siempre he querido ser fronterizo sin pasaporte, porque siento que no soy de ningún lado. En todo caso, del lugar en el que estén mis amigos, mi trabajo y mi casa. Soy de ninguna parte, soy sin banderas, sin patrias, sin fronteras.

Una frontera es una línea divisoria, una estrecha franja a un paso del abismo. Una tierra fronteriza es un lugar vago e indeterminado creado por el residuo emocional de límites no naturales.

Las únicas fronteras que respeto, parafraseando al escritor Roberto Bolaño, “son las fronteras de los sueños, las fronteras temblorosas del amor y del desamor, las fronteras del valor y el miedo, las fronteras doradas de la ética”.


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