No sé si estaremos en un callejón sin salida. Me
sabe mal estos desencuentros entre políticos, pues si yo tengo amigos de
derechas, de centro, de izquierdas y de donde sea, y nos entendemos desde el
respeto, por qué el mundo político no es capaz de dar respuesta a la
convivencia con las divergencias y articular las sinergias necesarias para que
el país funcione. Ahora se está intentando formar un gobierno que responda a la
inquietud y diversidad del votante. Nosotros, desde esa diversidad de
pensamiento, ya le hemos dicho que dejen sus partidismos y respondan a los
problemas reales que son los que nos agobian. A la vista de lo que hay, deduzco
que muchos políticos y sus partidos no están por la defensa de la ciudadanía
sino por la de su grupo de poder y su capacidad de influencia para salir
beneficiados de la situación… y eso me huele mal, tal mal, que yo diría que es
semilla de corrupción y nepotismo.
Creo que hace falta una catarsis social, una
revisión de todo para pactar una segunda transición, entendida como proceso
evolutivo de un país que salió condicionado de una dictadura y que ahora, tras
tantos años, se debería sentir adulto para tratar todos los temas desde una
capacidad de análisis, suficientemente operativa, que le permitiera negociar un
marco más adecuado a su problemática actual y le abra las puertas de un futuro
sin traumas y conflictos insalvables.
Tal vez la negociación
debería realizarse para formar un gobierno que, además de gobernar, liderara
ese debate y puesta en común, con los cambios constitucionales
necesarios, desde el respeto a la diversidad que conforma la idiosincrasia
nacional, y las diferencias ideológicas y políticas que configuran el escenario
actual.
El callejón sin salida
tiene un muro al fondo que hay que derruir, pero con el apoyo de una mayoría
cualificada. Al otro lado está la libertad y el entendimiento, mientras tanto
nos seguiremos dando tortas, cada vez más fuertes, entre estas cuatro paredes
sin posible marcha atrás, sin entendernos. Ese muro no se derruirá sin un
esfuerzo ímprobo por parte de la mayoría y en contra de aquellos que se
opongan,
Pero esto es lo que yo
pienso, un insignificante ciudadano que solo tiene un voto, diluido entre
muchos millones, para tirar abajo el muro, un voto que se deja llevar por
argumentación y por mi palabra que es la pequeña picota que intenta acabar con
el muro que nos separa. La pelota está en el tejado de todas las picotas,
incluidas las de todos los que estén en
disposición de razonar y fraguar una convivencia basada en la justicia social y
en las políticas orientadas al bien común… Todos formamos esta sociedad, a
todos nos compete su gestión.
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