Entiendo por "ofensa" todos
aquellos comportamientos, hábitos, prácticas y actitudes que lesionan la imagen
de las instituciones, de acuerdo con la propia definición del concepto de
ofensa o agravio, por el que se entiende "el perjuicio que se hace a uno
en sus derechos e intereses". Incurren
en ofensa, y muy grave:
- los que mienten y engañan, a
sabiendas de que lo hacen, a los ciudadanos que dicen representar- los que consideran que la prevaricación y el cohecho cometidos
deben quedar impunes.
- los que defraudan a
- los que, ostentando un alto nivel de responsabilidad pública, ocultan o enmascaran sus gabelas privadas.
- los que evaden capital, haciendo de los paraísos fiscales sus espacios esenciales de relación.
- los que descalifican sin criterio objetivo la labor de los creadores de cultura, lesionando la imagen del país dentro y fuera de sus fronteras.
- los que utilizan su responsabilidad institucional para especular, crear redes de intereses que condicionan la toma de decisiones y derivan en medidas lucrativas a expensas del ejercicio de la acción política.
- los que destruyen pruebas y testimonios esenciales para que la acción de la justicia se vea entorpecida en los asuntos que les atañen.
- los que recurren a artimañas y subterfugios de toda índole para atrasar y eludir la acción de la justicia, desacreditando la labor y la persona de los jueces incómodos.
- los que se enriquecen obscenamente al convertir sus ámbitos de responsabilidad financiera en auténticas cuevas de ladrones.
- los que manipulan la información, provocando engaños y tergiversaciones interesadas.
- los que especulan o manipulan el uso del suelo en beneficio de intereses particulares.
- los que ofenden la memoria de los que sufren el desprecio y el olvido de sus derechos.
- los que defienden una sociedad segregada y víctima de la exclusión.
- los que no responden de sus responsabilidades.
- los que se enorgullecen de su
capacidad para salir indemnes de la crítica social y de sus actuaciones
delictivas.
Estos sí son, pues, comportamientos
ofensivos, perjudiciales y que hacen mella permanente en las instituciones y en
la vida de los ciudadanos. Son las ofensas que hay que penalizar. ¿Y es que hay algo más ofensivo que transmitir
una imagen de escándalo, degradación y prepotencia en el ejercicio del poder?
No hay mayor ofensa que el deterioro de la calidad de la democracia.
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